El Pit Bull, un perro asesino

Cada día aparece en la prensa algún titular alertando sobre un ataque de algún perro pit bull a  un niño o policía. Ellos son los animales salvajes más peligrosos a los cuales se les permite deambular libremente por nuestros barrios. Se esconden en calles oscuras o parques públicos ansiosos, a la espera de ese momento perfecto para saltar sobre alguna anciana inocente.

Lamentablemente para todos, el tipo de dueño de un perro así es, en la mayoría de los casos, necio, poco fiable y de escasa cultura. Él defenderá su supuesto "derecho" de poseer  una criatura mortal, que bien podría ser considerada un arma letal y lo utilizará a su antojo. Realmente tenemos una situación canina crítica que tiene que ser atendida por las autoridades a la brevedad.

El pit bull es diferente a cualquier otro miembro de su especie. La enorme mayoría de los perros son tiernos, divertidos, inteligentes y sirven como protección. Son criaturas compañeras que se acurrucan en el regazo de su amo después de un largo día de trabajo. Ellos se divierten con pelotas de tenis y aúllan cuando tienen hambre. En nuestra cultura existe algo profundamente ligado a tener un perro, es parte de nuestro ideal de familia y en muchos hogares cristianos es considerado un miembro más de la misma.

¡Este no es el caso del pit bull! Estos perros siempre están nerviosos y seguramente lo ataquen si por descuido usted levanta la mano así sea para rascarse la cabeza. Su sola presencia hace que para pasar cerca de ellos se deba tener gran cautela. ¡Cuidado! Te van a clavar la mirada con esos ojos rojos malvados si notan algún movimiento brusco.

Si presta atención podrá observar que les encanta estar encima de cualquier superficie alta para controlar el paisaje como dictadores. Ellos orinan para marcar su territorio con la misma ferocidad repentina con la que atropellan y atacan.

Todos estos son problemas menores si consideramos el componente social ajeno a la mentalidad del pit bull. Formados como perros de ataque, son elegidos por los jóvenes de las clases más bajas de la sociedad. Es un símbolo de poder poseer a una criatura asesina de estas. Se les enseña a odiar a las personas de clases más altas, debido al odio que les generamos por el éxito socioeconómico que muchos de nosotros alcanzamos.

En este punto es importante señalar que nadie debe dañar a un perro. Es moralmente indefendible y la Biblia nos pide que seamos guardianes de los seres inferiores de esta tierra. Algunos están destinados a ser comida, y algunos están destinados a ser animales de trabajo (mientras que otros sirven de poco debido a que se han dañado genéticamente). Somos mejores que nuestros perros, somos más inteligentes, tenemos moral y somos mucho más compasivos. Tenemos la capacidad de distinguir el bien y el mal. Los perros no lo hacen.

Por otra parte ellos son inteligentes y sin dudas muy superiores a los gatos (que sólo causan estragos en nuestras casas), pero los seres humanos siempre serán espiritualmente más fuertes que sus compañeros animales. Al comprender esto, debemos reconocer nuestra responsabilidad cristiana de cuidar a nuestros perros y nunca hacerles daño.

Los propietarios de Pit Bulls no entienden este sencillo mensaje de que no deben dañar a sus mascotas. Las atan con cadenas de acero, collares draconianos que sólo los hacen más malvados, los someten a concursos donde los cuelgan de cuerdas mientras los golpean para ver cual resiste mas colgado de sus mandíbulas. Tirando de una correa "estranguladora" cada vez que el perro pasa caminando cerca de una persona de bien, es como entrenan al can para odiar a cualquiera que no pertenezca a su reducido grupo de malvivientes. Estas personas hacen del animal en una máquina peligrosa de lucha que puede ser utilizado como un cómplice incluso para robar.

Posiblemente el mayor problema con el pit bull es el tipo de propietario que el perro atrae, en su mayoría hombres de bajos ingresos, desempleados, habitantes de cantegriles con un historial de abuso de alcohol, marihuana o incluso peor, pasta base de cocaína.

Reconocerlos es muy sencillo, su vestimenta habitual consiste en calzado deportivo de marca, buzo tipo canguro con capucha y una gorra con visera hacia atrás (para esconder la cara cuando es necesario). La experiencia ha demostrado que los dueños de estos perros son menos inteligentes que los típicos propietarios de beagles y caniches.

Son aficionados al poco aseo y a tomar vino directamente desde la caja. La sodomía los excita ya que es otro acto de abominación, una manera de proclamar el pecado como un estilo de vida.

Al exponer este tema esperamos que más personas digan no a estas criaturas como mascotas. Los propietarios de Pit bulls son la verdadera amenaza aquí. Es la mentalidad de las peleas con cuchillos a la salida de los bailes tropicales, el consumo de marihuana, los encuentros sexuales nocturnos.   Estos no son los valores morales que nosotros conocemos y amamos.